El maltrato infantil tiene a menudo graves consecuencias físicas, sexuales y psicológicas a corto y a largo plazo, entre ellas lesiones (traumatismos craneoencefálicos y graves discapacidades, especialmente en niños pequeños), estrés postraumático, ansiedad, depresión e infecciones de transmisión sexual (ITS), incluida la infección por el VIH.
La violencia ejercida contra los niños también contribuye a las desigualdades en la educación. Los niños que en la infancia han sufrido algún tipo de violencia tienen un 13% más de probabilidades de no acabar la escolaridad
Las maneras de prevenir el maltrato infantil dentro del hogar es fortalecer los vínculos de los padres con sus hijos e hijas, así como incorporar métodos de disciplina no violentos, igualmente es necesario que vivan en un hogar que les brinde condiciones adecuadas para un desarrollo mental positivo